El Tratado de Utrecht fue el sello de la paz entre casi toda Europa con Francia y las posesiones españolas. 

A finales de siglo XVII, acontenció uno de los acontecimientos más notorios, incluso a día de hoy, de la historia española. Por aquel entonces, dos potencias se disputaban la hegemonía continental. Por un lado, la Francia de Luis XIV y por otro el Sacro Imperio de Austria. Es entonces cuando, en 1700, Carlos II, el «Rey hechizado» muere sin descendencia directa. Había dos candidatos al trono: el archiduque Carlos de Habsburgo y Felipe de Anjou, que pertenecía a los Borbones.

Carlos nombró como sucesor al segundo, Felipe de Anjou, creyendo que al ser nieto de Luis XIV, el «Rey sol» de Francia, podía ser la mejor opción para mantener el Imperio español. Esta decisión tendría, sobre todo, dos condiciones:

  • Las coronas de España y Francia no podían unirse nunca.
  • La obligación de preservar la integridad de los territorios españoles (cosa que no fue respetada por el nuevo Rey).

En un primer momento, nadie se opuso a la nueva coronación que se estaba dando en España. Sin embargo, cuando el resto de países de Europa cayeron en la cuenta de lo peligroso que podía ser la unión de las dos  potencias más poderosas de los últimos años y, además, en la misma dinastía, la Borbónica, decidieron tomar cartas en el asunto. De esta manera, en 1701, se constituyó la Gran Alianza de la Haya que estaba integrada por Austria, Países Bajos, Inglaterra y Dinamarca. Más tarde, se unieron Portugal, Prusia y Saboya. Dos años después, declararon la guerra a la unión hispano-francesa comenzando, así, la Guerra de Sucesión. Al mismo tiempo, Carlos de Austria fue proclamado rey de España, como Carlos III, en Austria.

Este conflicto no sólo fue a nivel internacional sino también nacional. Gran parte de la Corona de Aragón fue partidaria de los Habsburgo y la de Castilla lo era de Felipe.

El primer intento de paz

La primera iniciativa de firmar la paz vino de parte de Luis XIV, pues había sufrido unas derrotas importantes en las últimas batallas y, además, Francia estaba sumida en una importante crisis económica que hacía que fuera muy difícil continuar combatiendo.

Este intento se conoce como los preliminares de la Haya, formados por 42 puntos que habían acordado los representantes de ambos bandos. Luis XIV, por su parte, rechazó este acuerdo porque consideraba que había ciertos puntos humillantes para su reino. A pesar de esto, existía un pacto secreto entre Luis XIV y Gran Bretaña, por el cual:

  • El francés concedía a los británicos ciertos territorios españoles en nombre de Felipe V: las plazas e islas de Gibraltar y Menorca (de aquí el origen del conflicto actual con el peñón).
  • Exención de pagos por mercancías que pasaran por el puerto de Cádiz.
  • La concesión del «Asiento de Negros» durante 30 años. Esto significaba la introducción de esclavos negros en América.
  • Toda garantía de que las coronas de España y Francia nunca se unirían en una sola.

Fue la esposa de éste, la reina Ana, quien convocó a ambas partes del conflicto en Utrecht. Así, el 29 de enero de 1712 comenzaron las negociaciones para el tratado de paz. En febrero de se mismo año, murió el heredero a la corona de Francia y, al mes siguiente, falleció el hijo de éste, por lo que Felipe V se convertía en el principal sucesor. Esto le obligaba a tener que renunciar a alguna de las dos coronas: España o Francia. Finalmente, decidió desistir de la corona de Francia.

La finalización del conflicto entre Gran Bretaña y los franceses se hizo inminente en la Batalla de Denaian, donde las tropas británicas se dejaron vencer por Francia. El 21 de agosto se declaro el armisticio entre ambos países.

El Tratado de Utrecht

El 11 de abril de 1973, en Utrecht, se firmaba el primer tratado entre el reino de Francia, Gran Bretaña, Prusia, Portugal, Saboya y las Provincias Unidas. Luis XIV, a cambio del reconocimiento de Felipe V como rey de España, tuvo que ceder amplios territorios en lo que acabaría siendo Canadá.

El 13 de julio de ese mismo año se ratifica el acuerdo de paz entre España y Gran Bretaña. Tras la firma del Tratado, Felipe V fue reconocido como rey de España y sus Indias pero, a cambio, renunció a los derechos al trono de Francia y cesión de los Países Bajos al emperador Carlos VI, pretendiente al trono español.

Como consecuencia de la firma de este tratado, hubo un cambio muy notorio en el panorama político mundial. España, que había sido durante dos siglos la potencia más poderosa del mundo, por una vez, ve frenado su proceso de expansión y poder. Esto provocó una aceleración de la independencia de los territorios que poseía en América. Por otro lado, Gran Bretaña fue la gran vencedora, pues consiguió llevar a cabo sus procesos políticos y económicos y, además, amplió su dominio territorial.